Quize decir demasiado, pero no pude. Pude haberme dedicado a redactar un largo y tedioso mensaje, pero odio teclear demasiadas letras en el celular. Pude haber hecho una llamada, y lo hice. Lo hice una y otro y despues de esa otra de nuevo, y haci durante muchos, MUCHOS, minutos sin obtener ningun tipo de respuesta a excepcion de la voz asquerosa de la chica telcel que siempre contesta amable y robotica cuando nadie mas se digna a hacerlo. A fin de cuentas creo que eso fue mejor, pues dudo que escuchando tu voz tuviera valor para decir que lo que mas deseaba era cambiar nuestra interrumpida e irregular relacion a distancia por una soldedad, aunque nada dulce ni romantica, segura y constante. Decidi enviarte un mensaje, directo y eficaz, que en cuestion de segundos surtiera efecto a 2300 km de mi escritorio. Cuando presione el boton de enviar me inunde de tension y algo de tristeza, pero nada fuera de control, nada que no estuviera esperando ya. De que tuve razones para hacerlo, si que las tuve. Pasar dias y semana al pendiente de un celular que pocas veces, y ultimamente ninguna, recibia un mensaje, revisar una y otra vez una bandeja de mensajes cuando marcaba nuevos mensajes, anticipando algun correo escrito desde una computadora escolar o nacido en un momento de escabullimiento casero, visitar varias veces al dia ese par de blogs de colores tristes, en los que poco habia de nuevo, esas acciones y otras mas, me conducieron a la no muy agradable conclusion de cambiar esa condicion de aparente semiabandono, por una soldedad profundamente arraigada en mis costumbres. Ni que decir, soy debil en esos aspectos. Y esto sumado a la conciencia sobre mis propios errores, fue definitivo. Soy desertico, no necesito mucho para sobrevivir, pero esta vez no soporte la sed. No acostumbro pedirle a nadie que cambie, y no considere siquiera negociar la situacion. Mi madre se quejaba mucho de como no pedia zapatos nuevos para la escuela aun cuando los que usaba estaban desgastados como si hubiera ido a la guerra, pero no, rara vez pido algo, aunque lo necesite, Lo siento, asi soy, el reloj en mi pared sigue contando minutos de sesenta segundos, los libros se siguen abultando en mi escritorio, las guias de estudio me persiguen todavia, y recuerdos de este verano traslapados estan, eso es indudable, pero el pasado no gobierna en mi. el Presente SI.
Y aunque lo dudes (porque razones y argumentos para dudarlo tienes de sobra) Te Quiero.
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