D.

Soy de la idea de que las declaraciones se hacen al final, cuando ha terminado el juego. Hacerlo premeditadamente es acto de infantil orgullo, es burla que no lleva a lugar alguno. La última vez que nos vimos jugué a no ser discreto, a ser un libro abierto. Por mucho tiempo he ido por ahi fingiendo que no importaba, que bastaba con el intento de darte algo de lo que hay en mis adentros.

Cuando te dejé ese día, no intenté alejarme de ti para estar en otros brazos, lo cierto es que iba huyendo, de ti y del amor que en mis pensamientos seguía creciendo. Tu y tus actos siempre fueron más sinceros que mis mejores argumentos, y yo no podía creerme el hecho de que estuvieras ahí, a manera de poeta, queriendome y resistiendo.

No fuí detras de sus encantos, ni estaba pensando en tus defectos, el amor supuesto que me invadía por ella no tenía argumento desde que bese tus labios en verano, con el calor del sol quemandonos completos y Venus sonriendo. Siempre he sido un actor en todo esto. Me he jactado en ocasiones de no haber estado nunca con una mujer que por mi no estuviera sufriendo, al tiempo que yo tramposamente solo iba detrás de quien coqueteara discreto, esforzarme para encontrar amor sin esfuerzos.

Por mucho tiempo me armé de suficiente retórica para darle sentido a lo que hacía siempre que el amor me encontraba, decía que yo de el no necesitaba nada y que si el venía a buscarme me encontraría insatisfecho, pero jámas dispuesto a bajar la guardia, porque en el amor no hay perdedor sonriendo. Tejí una coraza con las pieles de quienes se entregaban a mi, para protegerme de cualquier sentimiento.

No estaba listo, decía congruente con mi teatro interno. El amor es para débiles, y buscaba sustento en el hecho de que nunca nadie por amor habia conseguido algo concreto. Extrapolaba mis actos aparentando ser un inmortal moderno, de esos que Hesse con tanto esmero describe en sus cuentos.

Y me quebré con el tiempo, y con inútil intento de calmar mis miedos devolví las pieles buscando treguas y encontrando remordimientos. 

Tampoco estaba preparado, y me sumergí en el ridículo de quien da la espalda al ofendido esperando respeto. Pero no quiero seguirte hablando de mis errores perfectos, sino de mejores tiempos. Mi piel recibió sus primeros golpes siendo mayor de lo promedio. Los golpes que antes sentí como un cosquilleo, por dentro son razones para un mayor tormento.

Pero es cierto, y desde que el inicio de mis reflexiones de equilibrio entiendo, que seré mas fuerte en algún momento, que ahora mismo soporto entero lo que antes me habría hecho correr incierto.

Es mas sencillo andarse con cuentos, de que se es fuerte y no serlo, que soportar la vida y las consecuencias de tus defectos, corrigiendo lentamente los problemas que se incrustaron por años en tus pensamientos.

Hoy digo que soy debil porque lo siento, pero dejaré de serlo porque invierto mi vida en ello. No se cuida lo regalado, ni se le tiene por nuestro. Si tuviera mejor cerebro tendría mi cuarto lleno de objetos viejos. Le he dado fuego a todo eso, hasta quedarme en los puros huesos, con la estupidez propia de quien por orgullo acepta no tener lo que no merece por propio mérito.

Prodría actuar como lo hice en otro tiempo, pero estoy harto de sentirme blindado y ser indefenso. Prefiero verte partir sonriendo, y quedarme solo, espero que no por mucho tiempo. Pero no miento ni espero respuesta al decir "Te quiero".

No se trata de encontrar un buen argumento, por esas magias ya no encuentro ningún aprecio. Son los pequeños momentos, y esa interminable risa que engendrabamos matando el tiempo. Tus exactas palabras, que siempre me dieron miedo, por creerlas muy pensadas, y que ahora por incrédulo no tengo. Te veo sonriendo incluso con el dolor mordiendote por dentro. Encontrando divertido cualquier evento, teniendo esa buena cara que yo envidio porque jámas dibujar puedo.

Y este día no pretendo, aprehenderte con recelo. Vive, se tan libre como te lo permita el viento. Pero de aquí no te iras nunca, ni tendrás mi olvido, y ningún suplemento. Vuelve cuando quieras, me encontrarás preparado y contento, construyendo esos mundos, que compartimos entre silencios.